I
El
autobús cruza un camino rojo y polvoriento.
Arriba
el plumaje de las palmeras y en la línea de los ojos puestos de fruta
Más
tierra.
Una
inquietud de embalajes acompaña el comienzo del asfalto.
La
ciudad de provincias hundida en la mañana y desde las ventanillas se levanta un
gesto de saludo al paisano que lía un cigarro en la vereda.
La
última parada es el puerto y nos recibe una muchacha sonriente en la boletería
de embarque; crianças um, adultos dois, caixas zero com cinqüenta
El
ferry despliega su escalerilla y nos
traga.
II
El
ferry pertenece al reino de los animales extinguidos
Su
blanca anatomía se desplaza a 15 nudos por segundo sobre la superficie del mar,
la travesía dura dos horas.
Los
pasajeros trabajan salvo raras excepciones para el turismo que invade las
islas; mucamas, porteros, hombres taxi y vendedores de açaí que mudan sus
camisas de lino blanco por remeras de fútbol cuando arriban a Itaparica.
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