Atravesar la nieve, acerca de «Un invierno sin Emma» , de María Magdalena (Vagantes fabulae, 2022)

 Atravesar la nieve, acerca de  «Un invierno sin Emma» , de María Magdalena (Vagantes fabulae, 2022) 






Que ruido hace un hombre al romperse

cuánto tarda en caer

                    Javier Galarza


Es invierno y cae la nieve en otro idioma.

El hombre está roto y ha recibido el llamado de lo salvaje.

Entre pájaros que jamás había oído y animales que se le parecen le va a dar lugar al duelo, al dolor, a la ausencia de Emma.

María nos instala en este escenario y nosotros, los lectores, llevamos hasta Wisconsin nuestros propios exilios.

¿Quién no precisó alguna vez huir y refugiarse en la intemperie?

A través de versos breves y precisos asistimos a un rito de iniciación; una tristeza suave como la nieve nos embarga, y la herida sangra para transformarse.

Hemos caído desde las altas torres del amor en las que fuimos hermosos y valientes y hay que aprender el arte de perder. 

Dice Yalal Al Din Rumi:


El Amor es un león negro, sediento y bebedor de sangre, sólo pasta en la sangre de los amantes.

Quien cae en las manos del Amor llora como una nube; quien mora lejos del Amor se hiela como la nieve.

A cada instante el Amor hace añicos un millar de tazones, a cada momento cose y rasga un millar de prendas.

Ningún hombre escapa de las cuerdas del Amor por medio de mentiras o locura, ningún hombre razonable escapa de su trampa por medio de la inteligencia.

Mis palabras están desordenadas a causa del Amor, de otra manera te habría mostrado los caminos por los que el Amor viaja;

Te habría mostrado cómo el Amor atrapa al león, te habría

mostrado cómo el Amor caza a la presa.


 Y atravesados por la flecha nos preguntamos:

¿Quién soy ahora que no somos? ¿cómo nombrar la luz entre la nieve?

¿qué poemas o canciones podrán devolverme al mundo?

Cuando la herida impide el paso es necesario detenerse. Todas las certezas se derrumban, todas las banderas, todo aquello por lo que una vez creímos que podíamos morir. 

Un corazón partido entregado al invierno, al silencio inevitable, a la soledad.

Hay momentos en los que solo es posible esperar podría susurrar Rilke. 

Vaciarse, oscurecer, perdonar.

La paciencia de quien ya no desea ser presa ni cazador.

La poeta sabe tejer con habilidad y belleza estos paisajes que quedarán impresos en nuestra memoria y en la lentitud sagrada de la vida en los bosques algo acontece. 

Los zorzales anuncian el deshielo. En las breves yemas de los arces se anuncia la primavera.

El hombre es el mismo y es otro.

Otro ritmo se instala en el corazón restañado, una respiración diferente. 

Ha sido tocado por la luz, ha sido tocado por la nieve. 

Después de largos días e infinitas noches, de atravesar la vía del amor y del dolor, el hombre está listo para regresar.


Marisa Negri

Nautilus, delta de San Fernando, 1 de diciembre de 2022





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