Acerca de Arrebato del día, fin de la noche, de Sebastián Realini (HD ediciones, 2022)
El gesto de reparar una persiana para separar las tinieblas de la luz inaugura este libro de Sebastián Realini.
Alzamos la persiana para ayudar al día a que exista porque no hay luz sin ojos que la vean.
Lo que alumbra también hiere y hay que abrirse camino en una ciudad que por momentos ensordece, contamina, agobia.
parte del mundo
corazón del mundo
lo que no anida viaja
Y entonces el vaivén, porque lo que sube puede bajar y al arrebato del día también le sucede la noche. Dialéctica de los opuestos que da sentido a nuestra sed.
Ese gesto bíblico de quién escribe nos propone un diálogo entre la intimidad y la errancia. Quien camina se disuelve en el paisaje- desempeña un papel menor- mientras lee cada una de las ondas que provoca una piedra que cae en el agua.
El hogar es en lo hondo y en lo ancho, somos el pulso que nos dio origen en lo más profundo de nuestro suelo natal y las cuentas de un collar que se derramará en el universo cuando ya no tengamos un cuerpo.
Y somos diálogo, habla también tú, nos recuerda Paul Celan y Sebastián esboza en esa sucesión de postales del poema Respuesta:
la propia voz
con la noche de voz vestida
que se aleja
(...)
construir la conversa
que nos de cauce
y nos lleve cerca
del otro lado del otro
Hemos transitado el día y ya podemos bajar nuevamente las persianas. Hay tesoros en el cielo, nuestro amigo Javier nos susurra un verso de Hölderlin
El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona.
Más allá de la luz indecisa del alumbrado público comienzan a despuntar las primeras estrellas.
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